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Performance

Saludos. Y perdón por el retraso. Bienvenidos a una nueva performance de su subconsciente.


Se encuentra usted sentado en el centro de la habitación. Ya es demasiado tarde. Tiene la ropa sudada, y se acerca a unos tonos grisáceos que desconoce. No hay puertas ni ventanas. No hay salida aparente. Es cuando empieza a plantearse cuál ha sido su fallo.
La habitación, aunque usted aún no lo sabe, se encuentra en otro plano mental, si bien estrechamente relacionado con el que considera como propio. No hay vías de acceso ni formas de salida por el simple hecho de que no se puede entrar ni salir. La razón última que explica todo esto es que la habitación se encuentra dentro de usted, y no al revés.

Aún puede evitar entrar en esa habitación. Tiene la posibilidad de rechazar el autismo en el que se está sumiendo poco a poco. Por su mente ya solo pasean retazos de una vida a millones de años luz de distancia. Pequeñas conexiones de neuronas derivan en pensamientos enfermizos. Cada vez siente menos lo que ocurre a su alrededor. Usted daría lo que fuera por un golpe, una paliza. Por volver a sentirse víctima de aquel accidente de tráfico que sufrió para cuando las autovías aún no soportaban atascos. Por entrar en coma.
Se encuentra en el umbral que separa la zona donde las cosas son como parecen de la zona donde las cosas son algo totalmente distinto de lo que usted conoce. Una zona donde dolor significa esperanza y habitación significa muerte.

Es probable que se sienta raro paseando por un páramo de hierba morada bajo una intensa lluvia de azufre.
Lo raro es que usted aún sea capaz de sentir.
Pero siente.
Y mientras pasea, oye esas voces que es incapaz de reconocer. Ahora, mientras pasea, es cuando usted se siente inútil, una actitud pusilánime que revierte en el momento más determinante de su vida en una perspectiva sin profundidad que devuelve su cerebro yermo a un estado del que probablemente nunca se dio cuenta de que había conseguido salir. Un cuerpo humano cualquiera que en su consciencia encuentra su Némesis.
Y desde aquí a la habitación solo hay un paso. Una frontera mental fácilmente franqueable. Todo depende de usted. Aún.

Usted se encuentra en su reducto habitual. Todo marcha, o deja de marchar, como siempre. Un stand-by infinito. Todo está normal. Todo está normal hasta que algún elemento inesperado entra en escena. Como una sesión de quimioterapia extrema, supongo. Usted siente que todo, o algo, deja de estar normal. Una breve parafrenia que le sacude mientras observa un talk-show de parejas en la televisión por cable. Mientras hace las camas de sus hijos. En ese momento, comienza a sentir empatía por algo que se le escapa. Mientras trata de razonar, por su hasta ahora y hasta nunca mente solo pasa una sucesión de números que se le antojan dibujados con cuttex. Es el momento en el que instintivamente se tumba en el suelo boca abajo, y grita. Grita por un dolor que no siente. Grita porque siente miedo. M i e d o. La habitación en la que se encuentra empieza a desvanecerse. Desaparece ese color que casi encuentra similar al color de las bolsas de suero de los hospitales. Nota una perturbadora sensación en su ¿mente? de vulnerabilidad y debilidad. Ya no hay elección. Le espera algo que se escapa de su comprensión o conocimiento. Ya no hay elección. Está usted ante una eternidad de vacío, condenado a una existencia de mera observación. Algún tipo de limbo en el que sólo es válido observar. Por los siglos de los siglos. Ahora, está siendo rescatado de este infierno de inferioridad y estupidez que usted conocía. Y no queda vuelta atrás. No queda vuelta atrás a menos que decida volver a respirar en los próximos segundos.
La performance comienza. Buena suerte.


vale ya lo entiendo, solo puedo decir que ojala fuera real, asi a lo mejor aprendia

Posted by: ridar en: 29 de Noviembre 2005 a las 12:42 AM Escribe un comentario









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