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croc

Con la inenarrable sutilidad de un gato (gata) aprendiste a caminar sobre mi espalda aprovechando tu liviandad, tu ligereza para tratarlo todo. A la vez aprendiste a caminar así y no asá, aquí y no allá, descubriendo los senderos ocultos en la reflexología de la cara oculta de mi persona. Lo que yo no podía ver de mí tal vez lo viste tú, en esas excursiones silenciosas, de color y tempo lunar. Exalaba a veces despacio envuelto en el blanco de la sábana mientras una fina carcajada tuya se prendia del aire en la habitación y un hueso crujía, se ponía en su lugar.

Ahora que te has ido, sobre la cama, tu liviandad pesa por su ausencia y yo empiezo a notar como floto hacia arriba, sin nada que me fije al suelo. Es una libertad extraña tener que agarrarse a todo lo que cojes cada momento del día para no olvidar que es lo siguiente, sujección a sujección ahora que no tengo anclaje seguro con todo esto que me rodea por más que intente escaparlo. Y definitivamente estoy peor de la espalda, dicen no-sé-qué del corazón roto, pero empiezo a dudar de que entiendan la traumatología de las relaciones a fondo. Croc. Así de bien sonaba.


Ya os empezaba a echar de menos, niños. El Sr. Luxación que firme por favor!

Posted by: S.S. en: 20 de Diciembre 2007 a las 08:03 AM Escribe un comentario









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